Báscula médica.

La gordofobia médica a examen

La gordofobia es el odio, rechazo y violencia que sufren las personas con cuerpos de talla grande por su apariencia física. Se trata de una discriminación que se basa en prejuicios respecto a los hábitos, costumbres y salud de estas personas. Así, quienes practican la gordofobia presuponen una falta de voluntad o de autocuidado en las personas con cuerpos de talla grande y ello las lleva a rechazarlas.

Esta creencia, que considera que el cuerpo grande es producto de la pereza o la vagancia, no tiene en cuenta los contextos que producen o afectan a los cuerpos ni a todos los factores que inciden en que una persona tenga un físico determinado.

Así pues, la gordofobia obvia condiciones económicas, culturales, genéticas, educativas y sociales, así como la propia condición de enfermedad y tratamiento médico que pueden tener efectos en los cuerpos y en su peso. Tampoco tiene en cuenta que la propia gordofobia constituye un factor que vulnera la salud.

Encontramos gordofobia en las instituciones, en la política, en la cultura, en la ciencia, en nuestras familias y amistades, en la calle, en el deporte…

Y también, aunque pueda parecer una paradoja, en algunos entornos sanitarios.

Esta última modalidad, que se conoce como gordofobia médica, lleva a algunos profesionales de la medicina a prescribir dietas como solución a cualquier dolencia, muchas veces sin tener en cuenta los orígenes del malestar.

Tuit del diario Redacción Médica que se hace eco de una denuncia de un caso de gordofobia médica en una consulta de Atención Primaria.

La plataforma Demos el PASO, surgida bajo el auspicio de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), tiene, entre sus principales objetivos, implicar a toda la sociedad en la misión por alcanzar una solución para la obesidad y contribuir a la dignidad personal y a la calidad de vida de las personas con obesidad.

Ello presupone luchar contra cualquier forma de gordofobia, incluyendo la que se da en entornos médicos.

En este artículo evaluamos en qué estado se encuentra a día de hoy este tipo de discriminación. Para ello recogemos las principales reclamaciones de las activistas contra la gordofobia e indagamos en cómo se organizan algunas asociaciones y entidades médicas y científicas para combatirla.

#1 Una definición de ‘gordofobia médica

En la Guía básica sobre gordofobia, escrita por Magdalena Piñeyro y publicada por el Instituto Canario de Igualdad, se presenta la gordofobia médica en los siguientes términos:

«El prejuicio de creer que las personas son gordas porque quieren serlo o por falta de voluntad para cambiar sus cuerpos implica que en las consultas médicas la norma sea recomendar dietas a las personas gordas como solución a cualquier afección o dolencia que presenten, muchas veces sin indagar en el cuerpo, en los orígenes del malestar, sin tomar en cuenta la voz de quien lo presenta y fallando en los diagnósticos».

La consecuencia de estas situaciones, siempre según la citada Guía básica sobre gordofobia, no es solo «la puesta en riesgo de la salud de las personas afectadas», sino también el hecho de contribuir a que puedan «desistir de la atención médica cuando presentan algún tipo de malestar, en la medida en la que consideran que no serán atendidas de forma correcta».

Ello conlleva que «se retrasen los diagnósticos y tratamientos pertinentes y supone una vulneración del derecho básico a la atención sanitaria de calidad».

Ilustración sobre la gordofobia médica

Extracto de la Guía básica de la gordofobia, escrita por Magdalena Piñeyro e ilustrada por Paloma Pérez Reyes.

#2 Las reclamaciones de las activistas

La gordofobia médica ha ido ganando protagonismo en los últimos años en los medios de comunicación gracias a la labor de denuncia de las activistas contra la gordofobia en sus redes sociales y a la valentía de muchas personas afectadas, que se han atrevido a compartir sus experiencias.

También desde algunos colectivos médicos, tal y como veremos más adelante, se ha puesto de manifiesto la preocupación por combatir este tipo de gordofobia.

Para las activistas, los profesionales de la medicina, como parte integrante del sistema, no dejan de repetir en sus consultas patrones muy extendidos en la sociedad.

«Los sanitarios, antes que profesionales, son personas que viven en este sistema y que, por consiguiente, reproducen patrones y estereotipos de lo que en el imaginario colectivo se considera un cuerpo sano. Son discursos, imágenes y presiones estéticas que provienen de la construcción social», afirma Sandra Gonfaus, periodista especializada en género y gordofobia.

Por ello, piden a los profesionales médicos que no utilicen el peso como el único medidor de salud, ya que a menudo esto provoca que las personas agudicen sus trastornos de las conductas de la alimentación, empeoren en su ansiedad e incluso dejen de ir a la consulta médica.

«Las personas gordas tenemos a menudo diagnósticos tardíos porque los profesionales solo ven un cuerpo gordo que poner a dieta y creen que es la causa obvia de todo, tardando en ver algo más. Y también porque muchas personas prefieren no ir a la consulta porque les van a hacer sentir mal», afirma Gonfaus.

Publicación en Twitter de una usuaria que explica su experiencia como víctima de un caso de gordofobia médica.

Para Beatriz Cepeda, escritora y coautora del pódcast sobre salud mental ¡¿Puedo hablar?!, «el hecho de que un médico use un parámetro para medir tu salud como el Índice de Masa Corporal (IMC), que se creó hace muchos años, no tiene sentido. La salud ha evolucionado, pero siguen recetando dietas sin ver más allá».

De hecho, una de las reclamaciones de las activistas contra la gordofobia es que se deje de utilizar el IMC, fórmula inventada por el matemático Adolphe Quetelet en 1832, como indicador. Dicho índice se usa internacionalmente para definir cuando una persona tiene sobrepeso (IMC≥25kg/m2) u obesidad (IMC≥30kg/m2).

Según las activistas, dicho índice se basa en dos factores aleatorios, el peso y la altura, y no tiene en cuenta otros aspectos como la densidad ósea o los porcentajes de grasa corporal y de masa muscular.

#3 La respuesta del colectivo médico

La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), entidad científica de la que forman parte un gran número de profesionales de la medicina, tiene entre sus prioridades, desde hace años, combatir la gordofobia y evitar cualquier tipo de discriminación hacia las personas con obesidad.

Cuando en 2021 la SEEDO lanzó Tu Experto en Obesidad (TEO), una herramienta para ayudar a conectar a personas con obesidad con expertos, uno de los requisitos exigidos a los profesionales sanitarios para poder aparecer en este localizador era el compromiso de trabajar en un ambiente seguro y ausente de cualquier comportamiento discriminatorio.

«Las personas que viven con obesidad pueden tener antecedentes de discriminación por motivos de peso, sexo, género, raza e ingresos al acceder a la atención médica. Combinado con los intentos previos fallidos de pérdida ponderal, estas personas pueden presentar una actitud defensiva hacia los profesionales de la salud. Haré todo lo posible para reconocer estas situaciones y proporcionar al paciente asistencia en un ambiente de seguridad y ausencia de discriminación», reza dicho punto.

Otras de las acciones que llevan a cabo desde la SEEDO para combatir la gordofobia médica son las siguientes:

  • Transformar la relación con los pacientes. No hay que olvidar que estos pacientes ya se sienten relegados y discriminados por la sociedad, por lo que deben encontrar en el profesional de la salud un apoyo que los empuje a salir adelante.
  • Desculpabilizar a las personas con obesidad. Estos pacientes suelen arrastrar sentimientos de vergüenza y culpa debido a la gordofobia. Por ello, lo primero que hay que hacer es ayudarles a ahuyentar estos sentimientos.
  • Utilizar un lenguaje respetuoso. Hay que evitar el uso de una terminología inadecuada para describir el exceso de peso porque puede tener importantes implicaciones para la salud física y emocional del paciente, y contribuir a su estigmatización y culpabilización.
  • Enfocarse en el peso saludable y no en el peso ideal. A diferencia del peso ideal, el peso saludable no solo depende de la estatura o la edad, sino también de factores genéticos como la estructura ósea o el metabolismo.

En cuanto al IMC, la Asociación Médica Estadounidense (AMA) ya emitió una recomendación para que los profesionales médicos no utilicen solo este índice al evaluar a los pacientes con sobrepeso u obesidad debido a que pierde predictibilidad cuando se aplica a nivel individual. Esta recomendación también se ha exigido en España, donde ya hay muchos endocrinos que evitan diagnosticar la obesidad mediante el IMC.

#4 Aún hay margen de mejora

A pesar de los avances que hemos visto en la lucha contra la gordofobia médica por parte de profesionales sanitarios y de asociaciones científicas y médicas, no se puede negar que este tipo de discriminación, tal y como denuncian las activistas, todavía existe.

El margen de mejora a la hora de combatir este tipo de gordofobia que sufren los pacientes con obesidad es aún considerable y hay que seguir trabajando para erradicarlo de los entornos sanitarios con campañas de sensibilización, políticas de mejora y medidas correctoras.

En este sentido, las acciones que se han llevado a cabo desde algunos colectivos médicos representan un gran avance y demuestran su alto grado de implicación para contribuir a erradicar la gordofobia médica.

Pero mientras siga existiendo un mínimo resquicio de discriminación, esta tarea ingente, que no solo implica al personal sanitario sino también a las administraciones y al conjunto de la ciudadanía, no se podrá dar por terminada.

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