La obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud pública y se asocia, junto con el sobrepeso, con un gran número de afectaciones de salud tanto en la infancia como en la edad adulta. Su prevalencia es tan elevada que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha declarado «epidemia del siglo XXI», ya que conlleva graves consecuencias individuales, sociales y económicas con implicaciones a corto, medio y largo plazo.
Ante tal situación, el Gobierno español presentó, en junio de 2022, un paquete de medidas muy ambicioso, el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030), para combatir dicha «epidemia».
Un año y algunos meses después del lanzamiento de este plan, en Demos el PASO hemos querido radiografiar la situación de la obesidad infantil en España, repasar las principales medidas del plan del Gobierno y evaluar cuál está siendo su despliegue.
#1 La situación de la obesidad infantil en España
En Europa, el sobrepeso y la obesidad en niños y niñas ha crecido de forma notable en las últimas décadas. Por ello, la Región Europea de la OMS impulsó en 2007 un sistema de vigilancia de la obesidad infantil que permite comparar datos entre países y analizar tendencias a lo largo del tiempo. Todo ello contribuye a mejorar el conocimiento del problema, monitorizarlo y evaluar el impacto de las medidas implementadas para abordarlo.
Los datos recogidos en esta iniciativa no dejan a España en muy buen lugar. Así pues, España se sitúa entre los países de la Unión Europea con mayor prevalencia de obesidad y sobrepeso infantil junto con otros estados del sur de Europa, tal y como se puede apreciar en los siguientes gráficos.
Además, según el último dato disponible para España del estudio ALimentación, Actividad física, Desarrollo INfantil y Obesidad (ALADINO3) de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), 4 de cada 10 niños y niñas tienen exceso de peso —23,3 % sobrepeso y 17,3 % obesidad—, siendo la obesidad más habitual entre los niños y el sobrepeso entre las niñas.
Uno de los factores que aumentan la probabilidad de tener exceso de peso en España es la pobreza infantil. El porcentaje de niños y niñas con obesidad se duplica en los hogares con menos ingresos (23,7 %) en comparación con los que tienen más ingresos (10,5 %). Tanto la obesidad como el sobrepeso infantil son más comunes en hogares con menos recursos y disminuyen su frecuencia a mayor nivel de ingresos.
Finalmente, cabe destacar que la obesidad tiene un origen multicausal y complejo en el que intervienen factores genéticos, biológicos, psicosociales, de estilo de vida, sociodemográficos y ambientales a lo largo de la vida de los niños y niñas, con una especial importancia de la primera infancia, que es la etapa que más influye en el desarrollo físico, mental y social a corto y largo plazo.
La obesidad infantil se transmite en las familias desde las fases iniciales de la vida. Según los datos del Estudio ALADINO 2019, los progenitores en España infraestiman el exceso de peso infantil: el 69,1 % de los niños y niñas con exceso de peso son percibidos por sus progenitores dentro de un peso normal.
Además, la obesidad infantil es más frecuente en niños y niñas con estilos de vida menos saludables con relación a la actividad física, al sedentarismo digital, a la alimentación, al bienestar emocional y al sueño.
#2 Las medidas más destacadas del plan
El Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil establece una hoja de ruta que tiene como objetivo disminuir la obesidad infantil en España un 25 % en los próximos ocho años, hasta 2030.
Las acciones definidas se articulan en 6 grandes líneas:
1. Promover la actividad física y el deporte.
2. Fomentar una alimentación saludable.
3. Promover el bienestar emocional y un descanso adecuado.
4. Reforzar los sistemas públicos para favorecer estilos de vida saludables.
5. Garantizar la protección de la salud en la infancia.
6. Crear un cambio cultural hacia estilos de vida saludables.
Entre las 200 medidas previstas, cabe destacar las siguientes:
Actividad física. Aumentar las actividades extraescolares que incluyan ejercicio físico en los centros escolares; impulsar la prescripción de ejercicio físico en la Atención Primaria; desarrollar herramientas digitales que requieran actividad física; garantizar un acceso económico universal al deporte.
Alimentación saludable. Garantizar la existencia de comedores escolares en todas las etapas educativas; incorporar educación sobre nutrición en los planes de estudios; garantizar la disponibilidad de agua en todos los centros públicos; crear tarjetas digitales de ayudas alimenticias; incrementar los impuestos a la comida procesada o con exceso de azúcares; adoptar medidas para mejorar la composición nutricional de los alimentos; promover programas de apoyo a la lactancia materna.
Bienestar emocional y descanso adecuado. Avanzar en medidas de conciliación familiar; impulsar la detección y atención precoz de los problemas de salud mental; incluir la salud mental en el currículo educativo; fomentar el desarrollo de actividades escolares en entornos naturales; sensibilizar y educar sobre rutinas saludables de sueño.
Sistemas públicos. Mejorar la capacidad del Sistema Nacional de Salud; adecuar recursos humanos y financieros de Atención Primaria y salud pública; crear una Red Estatal de Escuelas Promotoras de la Salud; potenciar la Red Estatal de Ciudades Saludables; establecer un sistema integrado de vigilancia de la obesidad infantil y sus determinantes.
Protección de la salud en la infancia. Regular el marketing de alimentos y bebidas; impulsar un etiquetado más comprensible; mejorar la capacidad de decisión de las familias en base a un etiquetado frontal; fomentar entornos educativos y digitales libres de violencia: desarrollar estrategias contra el ciberacoso; incluir en la planificación urbana áreas preescolares saludables y seguras.
Cambio cultural. Difundir recomendaciones adaptadas a edades y entornos, sensibilizar sobre la naturaleza de la obesidad infantil y aumentar el conocimiento sobre sus causas y consecuencias por medio de alianzas con influencers relevantes para la infancia y adolescencia y con sectores implicados, líderes de opinión y medios de comunicación; reforzar la formación a profesionales sanitarios y del entorno educativo; sensibilizar hacia un uso crítico y equilibrado de las nuevas tecnologías.
#3 Un plan que no termina de arrancar
Un año y algunos meses después de que el Gobierno español presentara el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil, las grandes expectativas que generó se han disipado.
La disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales el 23 de julio de 2023 no ayudaron al despliegue del plan. Tampoco contribuyó a ello el bloqueo de una de las medidas estrella, la de la regulación de la publicidad de alimentos insanos dirigida a menores, por parte del Ministerio de Agricultura, tal y como denunciaron algunas de las entidades que participaron en la confección del plan en una carta publicada en mayo de 2023 en la revista científica The Lancet:
«El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se ha mostrado públicamente a favor de la autorregulación (es decir, la posición siempre defendida por la industria alimentaria) a pesar de que, según la evidencia científica, la autorregulación es ineficaz para proteger a niños y adolescentes de la exposición a la publicidad de alimentos poco saludables».
Para los representantes de les entidades firmantes —Unicef, Fundación Gasol, Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (Ceapa) y Escuela Nacional de Sanidad—, «esta situación supone un bloqueo para la consecución de los objetivos establecidos en el plan, por lo que estos ministerios deberían trabajar para alcanzar un consenso a partir del borrador publicado por el Ministerio de Consumo, para que el real decreto pueda finalmente aprobarse».
El decreto anunciado por el Ministerio de Consumo pretendía prohibir la publicidad de alimentos y bebidas insanos (chocolates, dulces, galletas, postres, zumos, helados…) dirigida a niños y adolescentes en televisión, radio, redes sociales, webs, aplicaciones, cine y periódicos.
Para Cristina Ribes, directora para Europa de la Fundación Gasol, esta medida es muy necesaria: «Hay mucha evidencia científica que demuestra que regular esta publicidad beneficia la salud de los niños y niñas, y lo tenemos muy cerca. Hay que dar un empujón para tener una legislación pionera. Queremos que sea un compromiso del Gobierno para esta legislatura y, si no da tiempo, en la siguiente».
Y, en efecto, como temían estas entidades, la regulación de la publicidad de los alimentos insanos dirigida a menores, así como gran parte del paquete de medidas del plan, no se pudo aprobar antes del fin de la legislatura y tendrá que esperar a la siguiente.
Esperemos que todo el trabajo realizado hasta la fecha no caiga en saco roto y que las medidas del plan contra la obesidad infantil se puedan desplegar en toda su plenitud. Porque, como dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde.