Imagen vectorial de una cámara de cine y dos cabezas.

Fat suits, los ‘trajes para engordar’ que “falsean” la obesidad en el cine

La que se avecina es una de aquellas series que nadie te va a confesar que ve, pero de la que casi todos hemos visto alguna escena o algún capítulo “mientras hacíamos zapping”. No en vano, no se podrían explicar sus trece temporadas desde que se estrenara en 2007.

Esta comedia, que narra las relaciones de convivencia entre vecinos de una comunidad, ha sido noticia en su última temporada por incorporar entre sus tramas la obesidad en la figura de Yolanda Morcillo, personaje interpretado por la actriz Miren Ibarguren.

La particularidad es que dicha intérprete, muy popular en televisión por haber protagonizado otra serie de éxito, Escenas de matrimonio, en la vida real tiene una apariencia física que encaja con lo que los cánones de belleza consideran un cuerpo normativo.

La manera como los responsables de la serie han logrado que Miren Ibarguren “aumentara” de peso de forma considerable no es ningún secreto. Se denomina fat suit, o sea, ‘traje para engordar’, una especie de disfraz o prótesis al que se suele recurrir en estos casos en el cine y en las series.

Publicación en Instagram en la que la actriz Miren Ibarguren aparece enfundada en un fat suit.

Este recurso, también utilizado por el actor Brendan Fraser en la película The Whale, en la que da vida a un hombre de 270 kg, tiene muchos detractores. Su uso se considera que perpetúa los estereotipos sobre las personas con obesidad porque sus cuerpos son vistos como un disfraz.

En Demos el PASO analizamos el uso de los fat suits en algunas películas y series y la controversia que genera en el propio mundo del cine y entre el activismo contra la gordofobia.

Toma asiento y prepárate porque esto empieza ya.

¡Tres, dos, uno… acción!

#1 Las dos opciones para “engordar” en el cine

No son muchas las películas o series que incorporan a personajes con cuerpos grandes y menos aun con obesidad. Cuando ocurre, el director no suele pensar en actores o actrices con esta apariencia física, sino en intérpretes con cuerpos más delgados que deben realizar una dieta para engordar o utilizar los rellenos que proporcionan los fat suits.

Aunque hay un gran número de actores y actrices con cuerpos no normativos a los que no les ha faltado el trabajo, como, por ejemplo, Jonah Hill, Chris Patt, Melissa McCarthy, Itziar Castro o Santiago Segura, lo más habitual es que para estos papeles se cuente con intérpretes que se tienen que someter a una dieta específica para engordar. Este fue el caso, por ejemplo, de Robert de Niro en Toro salvaje, Renée Zellweger en Bridget Jones, Viggo Mortensen en Green Book o Mario Casas en Bajo la piel del lobo.

El segundo recurso para aparentar más peso es el uso de los fat suits o disfraces de relleno. Esta fue la opción escogida, como hemos visto, para convertir a Miren Ibarguren en una persona con obesidad en la serie La que se avecina o a Brendan Fraser en el corpulento protagonista de The Whale.

Otros casos son el de Gwyneth Paltrow en el film Amor ciego y los de Courtney Cox y Sarah Paulson en las series Friends y American crime story: Impeachment, respectivamente.

#2 ¿Fat suits, una práctica gordofóbica?

Según la actriz y activista Abby Rose Morris, que presenta un podcast sobre la diversidad de cuerpos en el mundo del entretenimiento, “un fat suit no solo hace daño a un actor o una actriz con un cuerpo de talla grande, sino que también perpetúa los estereotipos sobre las personas con obesidad porque sus cuerpos son vistos como un disfraz que se puede quitar y poner”.

Morris es partidaria de que los directores escojan a actores y actrices con cuerpos de talla grande para interpretar personajes con dicha apariencia física. En este sentido, aplaude la decisión de los responsables de la serie American crime story: Impeachment de seleccionar a la actriz Beanie Feldstein, cuyo cuerpo no cumple con los cánones de belleza del mundo del cine, para interpretar a Monica Lewinsky, la becaria de la Casa Blanca con quien el presidente Bill Clinton mantuvo una relación.

Otra persona muy crítica con los fat suits es la experta en discriminación e imagen corporal Virgie Tovar. Según Tovar, “el fat suit simboliza una fascinación discriminadora con los cuerpos grandes y con el mito de que las personas con obesidad no son reales, que secretamente son vagas o gente delgada enferma. Las personas con obesidad no son personas delgadas, de la misma manera que las personas rubias no son personas morenas con una deficiencia del color”.

Tovar, autora del libro Tienes derecho a permanecer gorda (Melusina), considera que “las prótesis son ofensivas y promueven la idea problemática de que la obesidad es temporal, que no es el caso para la mayoría de personas que se mueven en cuerpos más grandes”.

Tovar coincide con Morris en que los papeles de personas con obesidad deberían ser para actores y actrices con cuerpos de talla grande y es muy crítica con la industria del cine porque fomenta la gordofobia: “Nunca he visto un fat suit en pantalla que no esté promoviendo un punto de vista discriminador. Solo los veo usados para reírse de la gente con obesidad, para retratarlas como personas ajenas y con las que no se puede empatizar y para señalar un éxito del personaje si consigue adelgazar o un fracaso si le ocurre lo contrario”.

#3 ¿Qué opinan los protagonistas?

En el mundo del cine el recurso del fat suit se considera una práctica habitual que se ha utilizado con normalidad durante muchos años. Ha sido más recientemente, a raíz del auge del activismo contra la gordofobia y de una mayor sensibilización social, que algunos profesionales se han empezado a plantear el uso de los rellenos.

Es el caso, por ejemplo, de Sarah Paulson, caracterizada como Linda Tripp en la serie American crime story: Impeachment, que en una entrevista fue interpelada sobre este tema: “Hay mucha polémica en torno a los actores con fat suits y creo que es legítimo. La gordofobia es real y hacer ver que no lo es solo causa más dolor. De lo que más me arrepiento es de no haber pensado en esto más a fondo, y es importante para mí pensarlo y reflexionar”.

Sobre su elección para el papel, Paulson se sinceró: “Quiero pensar que hay algo en mí que me hace adecuada para el papel, y que la magia del departamento de peluquería y maquillaje y vestuario y fotografía ha sido parte de cómo se hace el cine desde que se inventó ¿Debería haber dicho que no? Esa es la cuestión”.

Imagen de Sarah Paulson caracterizada como Linda Tripp en la serie American crime story: Impeachment.

El director de The Whale, Darren Aronofsky, también tuvo que salir al paso de las críticas por haber recurrido al uso del fat suit para caracterizar a Brendan Fraser como una persona con obesidad y no haber pensado en un actor con esta apariencia real. “Una de mis primeras llamadas después de elegir a Brendan fue a mi maquillador. Le pregunté: ‘¿Podemos hacer algo que sea realista?’ Porque si va a parecer una broma, entonces no deberíamos hacerlo”, se justificó.

En España, los responsables de la serie La que se avecina argumentaron que el uso del fat suit para caracterizar a Miren Ibarguren respondía al hecho de que la actriz estaba embarazada durante las grabaciones de esta nueva temporada y que los guionistas pensaron en camuflarlo para no tener que repetir tramas ya vistas en otras ocasiones.

Publicación en Twitter crítica con el trato de la obesidad en la serie La que se avecina.

#4 Brendan Fraser y Laura Galán, cada cual en su papel

En el cine, nuestra fábrica de sueños, todo es posible. Los buenos intérpretes son aquellos capaces de ponerse en la piel de su personaje y de hacer creer al espectador que es real. Por ejemplo, Al Pacino interpretando a un hombre ciego en Esencia de mujer, Russell Crown en el papel de un profesor esquizofrénico en Una mente maravillosa, Kathy Bates como una mujer obsesionada por un escritor en Misery o el propio Brendan Fraser, tras haber ganado unos kilos y con la ayuda de varias prótesis, caracterizando a un hombre solitario y con obesidad mórbida en The Whale.

Igualmente es digno de elogio, por ejemplo, la decisión de la directora Carlota Pereda de contar con una actriz de talla grande, Laura Galán, para interpretar a una chica que sufre bullying por su apariencia física en la película Cerdita.

Galán, ganadora del Goya a mejor actriz revelación por su interpretación, se pasa gran parte de la película corriendo en bikini. Lo que vemos en pantalla es su cuerpo real. En su caso no hay prótesis ni disfraz. Solo una actriz que, mostrándose tal y como es, demuestra sus grandes dotes de interpretación y su talento para disfrute del espectador.

Al igual que Brendan Fraser, que sin ser una persona con obesidad interpreta a la perfección a un personaje con este perfil, Laura Galán demuestra que está capacitada para asumir papeles en los que la apariencia física no sea determinante.

A ambos seguro que les esperan muchos personajes por interpretar.

Y a nosotros, muchas tardes de cine por disfrutar.

Un comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *