Camino de un parque en otoño con hojas en el suelo y varias personas paseando y dos yendo en bicicleta

Diseño urbano y obesidad: cómo el entorno moldea nuestra salud

Nuestro día a día está lleno de toma de decisiones y acciones que repercuten en la salud del planeta y, a su vez, en nuestro propio bienestar.

  • ¿Acudimos a establecimientos de comida poco saludable porqué nos resulta más cómodo o dedicamos más tiempo y esfuerzo para tener acceso a alimentos saludables?
  • ¿Realizamos actividad física en zonas verdes alejadas del bullicio o dedicamos gran parte de nuestro tiempo a las pantallas desde el sofá de casa?
  • ¿Utilizamos el vehículo particular para ir al trabajo o llevar a los hijos a la escuela o cogemos el transporte público?
  • ¿Vamos en bicicleta o caminando para realizar trayectos cortos o preferimos hacerlo motorizados?

A menudo las respuestas a estas preguntas no solo dependen de nosotros ya que vienen condicionadas por factores externos:

  • No tenemos acceso a alimentos saludables, ya sea por razones de proximidad o económicas.
  • No disponemos de espacios verdes donde poder pasear o hacer deporte en nuestro lugar de residencia o los que existen nos quedan muy lejos.
  • No tenemos una buena combinación de transporte público para acudir al trabajo o a la escuela.
  • No disponemos de infraestructuras adecuadas para realizar trayectos en bicicleta o las que hay no son lo bastante seguras.

Estos son solo algunos ejemplos de la importancia del entorno urbano a la hora de llevar una vida más activa y saludable con la que, sin tener en cuenta otros factores, como los genéticos o los socioeconómicos, mantener a raya los riesgos de padecer obesidad.

En Demos el PASO hemos revisado la documentación publicada hasta la fecha sobre esta relación y hemos analizado las medidas que habría que adoptar para crear comunidades más saludables.

Te lo contamos todo a continuación.

#1 La importancia del entorno

El entorno que rodea los lugares de residencia de la población, compuesto por edificios, calles, plazas, parques, tiendas, espacios para vehículos, carriles para bicicletas y demás infraestructura construida por el ser humano, puede tener un papel importante para su salud.

Dicho entorno es el resultado de decisiones de planificación urbanística, como planes generales, planes parciales y estudios de detalle, que influyen en la forma en la que la población interactúa con él y en sus comportamientos diarios.

Una planificación adecuada del entorno construido puede ayudar a mejorar la calidad de vida de la población y reducir el impacto ambiental de las ciudades.

Algunas características clave del entorno construido son las siguientes:

  • Incluye viviendas, comercios, equipamientos y espacios públicos.
  • Su diseño y planificación impactan en la calidad de vida y la salud de los habitantes.
  • Incorpora principios de eficiencia en el uso de recursos y reducción de emisiones a lo largo del ciclo de vida de los edificios.
  • La compactación urbana y la presencia de zonas verdes pueden favorecer la biodiversidad.

El entorno de los lugares de residencia de la población puede ser un factor de desarrollo de la obesidad cuando favorece u obstaculiza o impide la alimentación saludable y la actividad física.

Para definir este entorno se ha acuñado la expresión ambiente obesogénico, que, según la dietista y nutricionista Beatriz Robles, «es la suma de influencias que el entorno, las oportunidades o las condiciones de vida tienen en la promoción de la obesidad en individuos o poblaciones».

Algunos de los factores que configuran el entorno urbano y que pueden repercutir en la salud de sus habitantes, cuyo análisis detallado tienes a continuación, son los siguientes:

  • Acceso a alimentos saludables.
  • Diseño urbano que fomente la actividad física.
  • Transporte activo.

#2 Acceso a alimentos saludables

Las dificultades para acceder a alimentos saludables pueden llevar a la población a hacer elecciones alimentarias que no se corresponden con lo que se considera una dieta sana. 

Por un lado, existe la percepción de que las dietas saludables son más costosas, lo que puede hacer que algunas personas renuncien a alimentos frescos y nutritivos.

Por otro lado, la abundante oferta de alimentos poco saludables, disponibles en todo momento y lugar, dificulta que las familias opten por alimentos más sanos, lo que favorece un entorno obesogénico que promueve malos hábitos alimenticios.

En este sentido, son reveladores los datos que arroja el Estudio de tendencias del consumidor del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Según este estudio, los españoles hacen el 54,2 % de las compras de alimentos perecederos y el 77 % de las de alimentos no perecederos en el supermercado. En el mercado solo compran el 11,4 % de alimentos frescos y el 1,4 % de alimentos no perecederos.

Y es un hecho que en los supermercados hay una mayor presencia de comida no saludable que, además, suele estar colocada en lugares muy visibles siguiendo estrategias de marketing y publicidad.

En países como Reino Unido se ha estudiado cómo, en aquellas zonas en las que existe un mayor número de establecimientos de comida rápida y una mayor presencia de comida no saludable en los supermercados locales, los índices de sobrepeso y obesidad en la población infantil y adolescente se incrementan.

Por eso, una de las acciones para reducir la obesidad en este país se centra en restringir la presencia de algunos productos en las zonas con mayor visibilidad de los supermercados.

Medidas para facilitar opciones de alimentos saludables:

  • Apoyar la apertura de mercados de agricultores.
  • Promover la apertura de tiendas de comestibles con opciones sanas en áreas desatendidas.
  • Fomentar la agricultura urbana y comunitaria.
  • Limitar la densidad de establecimientos de comida rápida.
  • Regular la publicidad de alimentos poco saludables

#3 Diseño urbano que fomente la actividad física

La falta de espacios verdes en áreas urbanas y rurales puede contribuir de forma significativa al aumento de la obesidad. Los parques y áreas recreativas no solo fomentan la actividad física, sino que también mejoran la salud mental, promueven las interacciones sociales y proporcionan un entorno seguro para el ejercicio.

Son muchos los estudios que recomiendan la conveniencia de disponer de espacios naturales cerca del hogar para hacer ejercico, dar un paseo o sentarse a leer, conversar o relajarse lejos del mundanal ruido, el asfalto y el hormigón.

Por lo tanto, la planificación urbana y el diseño de ciudades deben incorporar la creación y el mantenimiento de espacios verdes para promover la salud y prevenir la obesidad entre los residentes.

Un buen ejemplo de ello en España es la ciudad de Vitoria, que fue elegida Capital Verde Europea en 2012, conocida por su apuesta por políticas medioambientales que han llenado la ciudad de sendas, parques, jardines y un anillo verde que la rodea y que permite recorrer 30 kilómetros a través de un conjunto de parques periurbanos comunicados entre sí.

Medidas para fomentar la actividad física:

  • Construir parques y áreas verdes accesibles.
  • Diseñar aceras amplias y seguras para caminar.
  • Crear carriles para bicicletas seguros y protegidos.
  • Integrar escaleras y reducir el tiempo de espera para peatones en los semáforos.
  • Promover el acceso a instalaciones deportivas y recreativas.

#4 Transporte activo

Fomentar el uso del transporte activo, como por ejemplo el transporte público y la bicicleta, o el simple hecho de caminar, puede ayudar a reducir la dependencia del automóvil y promover estilos de vida más activos.

Ello implica, a su vez, que los servicios y las comodidades básicas sean accesibles a pie o en bicicleta, es decir, ubicar tiendas de comestibles, escuelas, lugares de trabajo y centros de atención médica a una distancia caminable de las áreas residenciales.

En este sentido, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), algunas de las mejores ciudades españolas para circular en bicicleta son Vitoria, Valencia, Sevilla y Barcelona.

En esta clasificación se ha tenido en cuenta el cumplimiento de siete criterios: que la red ciclista sea completa, continua, uniforme, directa, reconocible, tupida y que pase por vías principales.

Además, el transporte activo contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación atmosférica, mejorando la calidad del aire en las ciudades; a disminuir la congestión del tráfico y el riesgo de siniestros; a reducir el ruido generado por los vehículos motorizados, y ofrece alternativas de transporte menos estresantes, con un impacto positivo en la salud mental de las personas.

Medidas para promover el transporte activo:

  • Crear redes de transporte público eficientes y accesibles.
  • Instalar estaciones de bicicletas públicas.
  • Implementar políticas que favorezcan a los peatones y a los ciclistas.
  • Garantizar la seguridad de los espacios públicos, con una iluminación, limpieza y mantenimiento adecuados, para promover su uso y disfrute.

#5 Desafíos y soluciones

El entorno en el que vivimos desempeña un papel crucial en nuestra salud y bienestar. Al diseñar comunidades que fomenten la actividad física y el acceso a alimentos saludables, estamos contribuyendo a prevenir la obesidad y promoviendo estilos de vida saludables.

Aunque el entorno puede tener un impacto significativo en la salud y la obesidad, crear comunidades saludables no está exento de desafíos.

La planificación urbana a menudo se ve obstaculizada por razones económicas, políticas y sociales. Sin embargo, existen soluciones potenciales, como políticas de planificación urbana que prioricen la salud, incentivos para desarrolladores que creen comunidades saludables y la participación comunitaria en el diseño y la toma de decisiones.

Por todo ello, ha llegado el momento de reconocer la importancia del diseño urbano en la salud de las personas y de trabajar de forma conjunta para crear entornos beneficiosos para la salud y el bienestar de la población.

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